¡Qúe grandes los grupos tributo! Aunque a veces menospreciados, cumplen una gran labor. Sobre todo para los más fans de la música, que no de un ídolo. Se puede disfrutar como un enano presenciando a unos falsos Kiss, Judas, Ozzy… que para el que los ve se convierten en los reales, vibrando a tope con los temas originales tocados en directo. Tienen muchas ventajas. Los puedes ver habitualmente en locales pequeños de tu ciudad, de cerca y sin grandes aglomeraciones. Recuperan temas que la banda original ya no toca, o quizás la banda ya no exista, o ya prácticamente no gire. En este caso el grupo es Pink Tones tributando a Pink Floyd.
Comenzaron puntuales en un Apolo bastante lleno pero sin estar estrujado, y por el que te podías mover más o menos cómodamente. Si no lo vendieron todo andarían cerca. Un público de todas las edades, grandes y pequeños en comunión, hacía que no me sintiera tan mayor como me pasa en otras ocasiones y pude comprobar que hay música que no caduca.
Me sorprendió gratamente el sonido al empezar, cuando arrancaron enérgicos bombo y bajo, bien de volumen, y además muy buen sonido, nítido, claro y en el cual todos los elementos se identificaban perfectamente. Muy cuidado. A parte, tgributar a Pink Floyd tiene complicación extra, por su gran colección de sonoridades y efectos a reproducir, y hay que decir que este grupo lo clava. Esos teclados con el sonido justo para cada tema, las guitarras con sus efectos, incluso la batería con los ‘toms’ para ‘Time’y unas coristas con buena voz. Se nota el curro que hay detrás para conseguir esos sonidos. Incluso las voces se parecen bastante. Puede que no tengan presupuesto para cantidad de parafernalia de luces y muñecotes (que también tienen) pero si que invierten en lo importante: los diferentes sintes, efectos y demás.
En cuanto a los temas, tocaron los grandes clásicos que aparecen en cualquier recopilatorio, pero también grandes temas no tan famosos y más complicados de escuchar. Temas épicos como ‘Echoes’ (con su larga duración) no quedó fuera, con ese resurgir en la última parte después de los “ruidicos de ballena” con esos platos sonando y esa guitarra repiqueteando y subiendo de intensidad. Para mí uno de los momentos subidón. Otro tema con mucho sonido estilo Pompeii, ‘Saucerful Of Secrets’, eso sí, recortando un poco de la psicodelia inicial. Y es que, pese a la duración del concierto de unas dos horas y media largas, que se hicieron cortas, muchos temas quedaron en el tintero para los más seguidores. Pero es que resulta imposible tocarlo todo al gusto de todos con tanto repertorio. Bueno, personalmente si hubieran incluido ‘One of These Days’ ya se me habría hcho muy completico el repertorio.
Los músicos sonaron muy bien, les gusta lo que hacen y se nota. No sé si me lo imagino, pero me pareció ver algunos momentos con alguna parte extra en algún tema que no recordaba del original, como si añadieran algo de su parte pero que quedaba como si lo hubieran añadido los Pink Floyd originales.
Hacia el final del concierto parece que cascó algo de la mesa, desajustando los volúmenes y anulando voces y alguna cosa más. No sé si hicieron eso de apagar y volver a encender para arreglarlo o qué, pero seguro que algun técnico sudó la gota gorda. Después de unos breves minutos se disculparon por ese “corte de rollo” y volvieron a tope para acabar y volver a calentar el ambiente con el clásico final de ‘Run Like Hell’ y ‘Comfortably Numb’ con el famoso solo.
En definitiva, un imprescindible regalote para los fans. Por su parte, los no conocedores pueden hacer un gran descubrimiento o rallarse un poco porque en ocasiones este tipo de música no entra a la primera escucha.
Texto: Frosko
Fotos: Tatiana Moret