El Paral·lel barcelonés siempre se ha caracterizado por ser bastante prolífico en los espectáculos de variedades. Para suerte de la cultura nocturna de la cuidad, teatros como el Molino o el Apolo se han encargado de mostrar al público trasnochador las virtudes de este tipo de representaciones artísticas. En ese marco tan representativo y de la mano de Juanjo Barrantes, Albert Guijarro y Dani Nel.lo, Taboo Barcelona cumple su tercer aniversario. A lo largo de estos tres años este espectáculo ha sabido consolidarse como plan alternativo de algunos jueves y nos ha sumergido mes tras mes dentro del insólito mundo del Burlesque.
Contorsionistas, bailes exóticos, strip-tease, faquirs, y todo tipo de representaciones casi obsoletas se dan cita en el Taboo, en un evidente homenaje a lo “retro” y a la estética Pin-up. Y es que tal y como vas subiendo las escaleras de la sala Apolo, da la sensación de que te estás introduciendo en una máquina del tiempo que te transporta a un universo en el que prima más la imaginación y lo sugerido que lo trivial y lo explícito. Para guiarnos dentro de ese retrospectivo mundo, Madame Taboo hace valer su picardía cabaretera sonrojando a parte de la concurrencia con sus incursiones más allá del escenario principal.
Durante más de dos horas de espectáculo, el erotismo se va haciendo cada vez más presente y paulatinamente toma el protagonismo. Quizás, hay un exceso de protagonismo para mi gusto, y no es que en ningún momento la ceremonia se muestre zafia, pero tanta pezonera me recuerda un poco a la postguerra franquista. Aunque es evidente que se muestra un total respeto y fidelidad al Burlesque clásico americano, hubiese preferido que por momentos la noche tomara tintes más gamberros y menos ortodoxos.
Para la árdua tarea de amenizar la velada, se encargó la banda local Mambo Jambo. Bajo la dirección musical de Dani Nel·lo, los Jambo no se adhieren al show, prácticamente se adueñan de él. Un cuarteto de all stars de la escena callejera barcelonesa -formado al 50 por ciento por miembros de los rockanroleros Nu Niles y al otro 50 por los Tandoori Lenoir– sabe bien como torear por estas plazas. Los componentes de la banda aúnan su talento para gestar una banda sólida como el hormigón y con la pegada de un peso pesado. Rhythm and Blues que oscila entre el Rockabilly al más puro estilo de Stray Cats y el sonido Swing-Jazz de taberna o burdel. Un deleite para los amantes de la música que evoca las películas de gángsters y cómics de época.
Al final de la noche, la coctelera de sensaciones me hizo salir con una idea confusa del espectáculo. Chicas que vaciaban una botella de cava en sus pechos, hombres con barba que escupían fuego por la boca, un saxofonista que tocaba un solo encima de un contrabajo… por un momento no sabía si estaba en el Apolo o presenciaba en directo el último videoclip de David Lynch. Eso sí, mientras duró la función, Taboo me trasportó a otra época y lugar, contando con la única ayuda de unos medios limitados, mucho trabajo, mucho más talento y, lo mejor de todo, para conseguirlo no me hizo falta subirme a un Delorean acompañado de Michael J. Fox.
Texto: Alex Pérez
Fotos: Tatiana Moret