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Hay artistas que tienen licencia libre para crear. Músicos que son capaces de dar un golpe de timón a la tónica habitual de sus trabajos, para adentrarse en parajes artísticos inexplorados. Lejos de la sonoridad orquestada de sus anteriores grabaciones, Richard Hawley nos presenta su nuevo álbum ‘Standing at the Sky’s Edge’ como un trabajo sincero, crudo y que por momentos roza lo explícito. El británico aparca su habitual faceta de gentlemen para subir la ganancia de su amplificador y aferrarse al mástil de su Grestch.
Con ‘She brings the Sunlight’ se abre camino de forma implacable. Tras una introducción melódica guiada por un sitar, la banda da paso a un sonido compacto de guitarras distorsionadas y reverberadas al límite. Atmósferas apocalíticas, en las que la lenta cadencia y profundidad vocal de Hawley pueden dejar al seguidor habitual del artista cerca del estado de shock. Y es que después de la soberbia incursión intimista de su anterior trabajo ‘Truelove’s Glutter’, pocos podían imaginar un viraje casi bipolar hacia terrenos tan estridentes.
Después de una digestión pesada de su primer corte, con ‘Standing at the Sky’s Edge’ Hawley nos muestra una faceta cercana al blues más primitivo, evocando al Johnny Cash que versionaba clásicos de pop. Richard olvida sus complejos y concibe un sonido más primario, sin perder su innata capacidad para crear ambientaciones hipnóticas. Tanto en ‘Time Will Bring You Winter’ y ‘Down in The Woods’ la banda mantiene el pulso sonoro inicial; la intensidad y las distorsiones oscurecen el sonido y se adueñan de él. Esta característica, que eclipsa el timbre de voz de Hawley, me hace añorar trabajos anteriores en los que el peso y el protagonismo musical recaían en la elegante y melancólica voz del británico.
Pero si hay algún término que puede definir su última entrega, es la palabra bipolar. Con ‘Seek it’ y ‘Don’t stare at the sun’ el Hawley más atmosférico retorna. Haciendo un uso magistral de melodías intensas pero cristalinas, consigue dar una pequeña dosis de metadona musical, con pasajes muy cercanos al etéreo ‘Remorse Code’ de su trabajo anterior. El sonido acústico y preciosista vuelve a partir de este punto, para solo volver a desempolvar los altavoces de sus amplificadores en ‘Leave Your Body Behind You’ o ‘Before’, donde Hawley nos demuestra que no se ha olvidado de como se escribe una canción de amor.
Después de haber escuchado y digerido los nueve temas que integran este ‘Standing at the Sky’s Edge’, me quedo con la sensación de que Hawley ha reivindicado su alma más rockera y exacerbada para romper con su pasado más romántico. Desde su universo musical, reivindica una actitud más proactiva y menos victimista, y la pregunta que deja en el aire es si este es un camino casual o está abriendo una nueva vía sin retorno. Quién sabe, pero sea como fuere, en mi memoria siempre estará presente ese hombre solitario y melancólico paseando por la orilla de un río.
Texto: Alex Pérez