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“AMOK” (2013)
Para aquellos que no lo sepan, Thom Yorke reclutó para algunos conciertos de 2009-10 en los que tocaba los temas del ya lejano “The Eraser” (2006) a una especie de supergrupo. En él estaban el productor Nigel Godrich, el bajista de Red Hot Chili Peppers Flea, el percusionista Mauro Refosco, y el batería Joey Waronker. Y es esta alineación la que, bajo el nombre de Atoms For Peace, se nos presenta ahora.
El disco se abre con “Before your very eyes”, un tema que se inspira en el afrobeat, usando su dinámica pero sin fuerza ni intensidad. Y esta es una idea que parece repetirse a los largo de toda la escucha: la de un gran entramado rítmico, una complejidad considerable de los temas, que no acaba ni de explotar en alguna dirección, ni tampoco aporta intensidad a la música. En este sentido, el álbum es profundamente extraño, frío, cerebral y casi se diría inhumano en su distancia. Acaba transmitiendo la idea de correr sin moverse del sitio o de que Yorke quiere deshacerse o algo así. Aunque, por supuesto, hay algunos momentos francamente remarcables, como la rítmica de “Unless”, con sus cambios y vestigios de intensidad. Igualmente llaman la atención “Judge, Jury and Executioner”, conducida por palmas (el elemento más humano del disco), y la canción quizás más tensa del lote, “Reverse Running”. Mención aparte para el segmento central de “Dropped”, que parece indicar que, junto con algunos temas de la última entrega de My Bloody Valentine, se da el pistoletazo de salida a la añoranza del drum´n´bass. Y, para cerrar, tenemos el tema titular, que acaba constituyendo un buen broche.
Lo malo de todo ello es que se acaban viendo posibilidades en las canciones, considerando que con mayor intensidad y fuerza en la ejecución, los temas brillarían mucho más. Y el hecho de que esto se haga bastante evidente y que nos tengamos que imaginar cómo sonarían las canciones en vivo, hace que uno pueda llegar a cansarse de tanta frialdad y aire arty por parte de Yorke y los suyos.
Text: Víctor M. Paredes